domingo, 16 de junio de 2013

Una vaca que no es para comer

El CowParade es un desfile de vacas intervenidas artísticamente con fines solidarios.
 
El CowParade es una exhibición internacional pública que ha sido mostrada en grandes ciudades de todo el mundo. Se calcula que pasó por 24 ciudades: Chicago, Nueva York, Houston, Londres, Sydney, Bruselas, Atlanta, Dublín, Tokio, Estocolmo, Praga, Barcelona, Mónaco, Moscú, México, San Pablo y Florencia, entre otras. Y que este año ancló en Hong Kong durante el mes de abril en el marco de la celebración por los 50 años de la creación de Lamborghini´s. 5 vacas solamente debieron recrear el espíritu de la marca.

El concepto es simple. Artistas locales decoran esculturas de fibra de vidrio con forma de vacas; luego estas son distribuidas por el centro de las ciudades, en lugares públicos como estaciones de metro, avenidas importantes y parques.

Las esculturas suelen mostrar diseños que rememoran la cultura local, así como la vida ordinaria, y otros temas de importancia local o nacional. Después de varios meses en exhibición éstas son subastadas, y las ganancias son donadas a organizaciones sin fines de lucro.
 
 
 
Vacas con historia
 
El CowParade nació en la ciudad suiza de Zurich en el año 1998 como una idea del escaparista Walter Knapp. Con ayuda de su hijo, el prestigio escultor Pascal Knapp, modelaron casi 800 vacas de dicho material que se distribuyeron por las calles de la ciudad; atrayendo a miles de visitantes a las aéreas comerciales de Suiza. Tiempo después Peter Haning, propietario de un negocio de calzados en Chicago, trasladó la idea a Estados Unidos, donde se desarrollo el famoso CowParade tal como lo conocemos hoy y creo la empresa promotora CowParade Holdings Corporation.
 
Vacas con un mate bajo el brazo

A nuestro país llego hace 7 años atrás y se desarrollo durante los meses de marzo, abril y mayo en Puerto Madero. 150 vacas dispuestas a ser intervenidas por reconocidos artistas.
El día de la inauguración se pudo ver la “vaca voladora” de Marta Minujín, quien no dudo en ponerle alas de avión y cubrirla de lentes espejados. “Es una vaca espacial, sale del planeta Minujín y estaciona en la vía láctea”, explico la artista.

El ya fallecido arquitecto, Clorindo Testa a cuyo poder creativo deben su existencia varios edificios emblemáticos de Buenos Aires, pintó en el lomo de su obra: “Soy vaca, estoy contenta…a veces”.
En tanto Rogelio Polesello describió la suya como una “vaca urbana donde los espejos reflejan la ciudad y les sirven a las chicas para maquillarse”
. Al termino de la muestra las vacas se subastaron para destinar lo recaudado al Instituto Leloir y al de Esclerosis Múltiple Argentina (EMA). El remate conto con la colaboración de Christie´s.

La imaginación no tiene límites en la insólita muestra, pues hay vacas curiosas, espaciales, viajeras, tangueras y hasta heavy metal. Vacas para todos los gustos. Vacas que aun siendo de igual tamaño buscan diferenciarse y compiten unas con otras por ser la más linda e ingeniosa.

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